La escuela tradicional
Su fundamento fue la escolástica, significa método y orden. El profesor es el cimiento y condición del éxito educativo, a él le corresponde organizar el conocimiento, aislar y elaborar lo que debe ser aprendido, trazar el camino por el que marcharán sus alumnos. El profesor es modelo y guía, al que se debe imitar y obedecer. La disciplina y el castigo se consideran fundamentales, la disciplina y los ejercicios escolares son suficientes para desarrollar las virtudes humanas de los alumnos. Se piensa que el castigo ya sea en forma de amenazas, censuras, humillaciones públicas o de castigo físico estimula constantemente el progreso del alumno.
La clase y la vida colectiva son organizadas, ordenadas y programadas. El método de enseñanza es el mismo para todos los alumnos y en todas las ocasiones. El repaso entendido como la repetición de lo que el maestro dijo, tiene un papel fundamental en ese método.
La Escuela Tradicional se basa en este modelo y se fundamenta en la consideración de que la mejor forma de preparar al estudiante para la vida es formar su inteligencia, sus posibilidades de atención y de esfuerzo. Se le da gran importancia a la transmisión de la cultura y de los conocimientos, puesto que se creen útiles para ayudar al alumno a conformar una personalidad disciplinada. Esta postura domina la educación universitaria contemporánea.
¿ Cuáles son las características que debería tener el docente en la actualidad?
HABLEMOS DEL PROFESOR INNOVADOR
A continuación se presentará una entrevista realizada a Eduardo Fabara, Director Ejecutivo de CENAISE (El Centro Nacional de Investigaciones Sociales y Educativas) sobre los procesos de la innovación educativa.
Eduardo Fabara es un profesional de la educación formado en USA, Francia, Chile; cuenta con 32 años de servicio en el país y en el exterior. Ha escrito varios libros y ha realizado investigaciones sobre diversos temas educativos, fue condecorado por el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela
con la Orden al Mérito Andrés Bello, de primera clase.
Piensa que la innovación es un proceso que no solo se debe quedar en la intención sino también en la práctica; su pensamiento sobre los procesos innovadores es el siguiente:
¿Qué significa ser maestro innovador?
Para mi concepto un maestro innovador es aquel que es capaz de superar las prácticas pedagógicas tradicionales y plantear nuevas opciones, nuevos esquemas, diferentes respuestas a los problemas pedagógicos. Para ello no basta la intención de cambiar, sino la posibilidad de llevar a la práctica todas
las propuestas que se han ideado.
De acuerdo con su experiencia, ¿Cómo puede convertirse cada docente en un
innovador educativo?
Todo proceso de innovación educativa debe partir de una investigación o una indagación previa, en la que se cuestionen los procesos que se desarrollan rutinariamente. Entonces, lo que se necesita en primera instancia es hacer cuestionamientos de lo que acontece en la práctica diaria. Sabemos que no estamos satisfechos con lo que sucede en las escuelas, es decir: por qué existen tantas deserciones y repitencias, por qué se producen tantos fracasos escolares, por qué existe tan poco interés en el desarrollo de los aprendizajes
y tantas otras inquietudes más. A partir de la investigación se pueden obtener pistas para encontrar soluciones a esas dificultades, identificadas esas orientaciones, se puede elaborar un modelo de trabajo que rompa con los esquemas existentes y hacer planteamientos renovadores, los cuales deben llevarse a la práctica. En este sentido podríamos identificar algunas condiciones de la innovación: en primer lugar, el deseo de cambio; luego, la capacidad de investigación, inmediatamente la capacidad de inventiva y
finalmente la aptitud para llevar a la práctica lo que se planifica. También se puede decir, que este no es un trabajo de una sola persona, aunque existen ejemplos muy valiosos de innovaciones ideadas y ejecutadas por un mismo maestro. Otro aspecto es que se requiere de algún tiempo y mucha constancia
para que la innovación pueda hacerse realidad.
Hagamos un paralelo corto entre los países en los cuales usted ha
investigado, en lo relacionado a incentivos para docentes innovadores.
Existen dos países muy cercanos a nosotros que impulsan las innovaciones de
una manera sistemática, ellos son: Colombia y Chile. Colombia incorporó a su
legislación el otorgamiento de estímulos a las innovaciones, concretamente en el nuevo escalafón colombiano se establece una bonificación para los maestros que impulsan innovaciones. El caso de Chile es diferente,
anualmente existen fondos concursables que se otorgan a instituciones que promueven la innovación educativa, en cuyo caso la innovación debe ser asumida oficialmente por la institución y presentada a las entidades que otorgan los recursos. En el caso de organismos internacionales, la UNESCO y el
Convenio Andrés Bello trabajan mucho en este tema. Cuando yo fui Director de Educación del Convenio Andrés Bello tuve la oportunidad de organizar 10 encuentros de innovadores iberoamericanos y se hizo una sistematización de las mejores experiencias en esta materia, la misma que fue publicada
conjuntamente con la UNESCO.
¿Cree que en el Ecuador, las instituciones educativas y el Estado deberían crear incentivos y propiciar espacios para el desarrollo de innovaciones educativas?
Es lógico que si las autoridades educativas desean que haya una renovación de los procesos pedagógicos deben impulsar las innovaciones, por medio de concursos, de encuentros de docentes innovadores, de eventos de capacitación docente en el tema, publicación de experiencias y otras tantas
formas. A más del Estado, este es el papel de las universidades, de los organismos internacionales, de las fundaciones que velan por el desarrollo de la educación. Una experiencia muy interesante se vivió en el Ecuador cuando la Fundación El Comercio y Plan Internacional premiaron a un grupo de
docentes innovadores. Pero también los docentes no deben esperar que todo venga desde arriba para iniciar estos procesos, creo que hay una responsabilidad histórica de todos de cambiar el sistema que tenemos por otro más renovado y las experiencias de aula pueden ayudar mucho en este tema.
Es necesario recordar que en el mundo entero las innovaciones de base están cambiando los sistemas escolares, puesto que ya no es posible pensar en las clásicas reformas educativas ideadas por técnicos de alto nivel y generalmente mal aplicadas en los centros docentes. Las innovaciones de aula propuestas por los propios docentes reemplazan a las reformas globales. Lamentablemente en el Ecuador no tenemos ni lo uno ni lo otro.
¿Cómo podemos tener niños más innovadores?
Si hay maestros innovadores y escuelas innovadoras, habrá niños innovadores. Los niños no aprenden solamente los conocimientos, aprenden los procedimientos y las actitudes, de manera que un maestro interesado en cambiar los procesos trasmitirá también a los niños esos deseos, una escuela
que tiene un clima de renovación formará niños renovados. En todo caso, en el centro de toda esta revolución está el maestro. Las universidades, los centros de formación docente, deben impulsar una formación de docentes con mentalidad de cambio.
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